La Mitad del Mundo

ANTECEDENTES HISTORICOS

Desde tiempos inmemoriales, la forma de la Tierra constituía un problema para los científicos de Egipto y Grecia.

Eratóstenes, 275 años antes de Jesucristo, fue el primer científico que trató de medir la Tierra. Luego, Hiparco y Estabón, 210 y 60 años antes de Jesucristo respectivamente…

Los grandes enigmas siempre han fascinado a los hombres de ciencia; por eso surgió, un grupo de sabios franceses: Luis Godín, Carlos María de la Condamine y Pedro Bourger, quienes organizaron la Primera Misión Geodésica de Francia, 1736-1744, en busca de la “Mitad del Mundo”.

Los estudios que realizaron en el Ecuador, fueron fundamentados en los conocimientos de Newton, Marchaut, Delambre, Snelius y Clairaut; bajo los auspicios de la Academia de Ciencias de París y con el apoyo de Luis XV, Rey de Francia.

EL MONUMENTO ECUATORIAL

Se halla en el punto “Cero” de la latitud máxima de la superficie de la Tierra, ya 78°-27′-8″ del Meridiano de Greenwich. A 15 Km al norte de Quito, capital de la República del Ecuador y su medio ambiente geográfico es muy interesante.

CAMINO DEL SOL

Los conocimientos astronómicos de los adoradores del Sol, allá por el año de 1250, antes de la conquista de los Incas, eran casi tan altos como los de los aztecas de la época, o de los egipcios de la antigüedad. Ellos sabían del movimiento del Sol, que en su lenguaje se llamaba “Inty”, y de la luna, “Mama Quilla”. Conocían los puntos cardinales y su orientación: Chincha, Norte; Colla, Sur; Anti, Oriente; y Cunti, Occidente.

Para determinar los equinoccios en forma exacta, tenían un sistema muy simple y por lo mismo admirable para su tiempo. Sencillamente usaban un cilindro sin techo, hecho de piedra, de más o menos 18 metros de circunferencia y ocho metros da altura, con una puerta de entrada. Este cilindro constituía un observatorio astronómico y un lugar exclusivamente para la adoración al Sol.

Cuando el Sol se encontraba próximo al cenit, los sacerdotes encargados de la “observación ritual”, entraban por una puerta al cilindro; otros, quedaban en el exterior; y en el momento en que el Sol alumbraba totalmente el fondo del cilindro y no proyectaba ninguna sombra afuera ni adentro, era la hora “Cero”, o sea el paso del Sol del Hemisferio Norte, el 21 de marzo; y viceversa, el 23 de septiembre.

Los Hijos del Sol a la Línea Ecuatorial la denominaban “Inty-Ñan”, que quiere decir el “Camino del Sol”, significado muy real, por cuanto las 24 horas del 21 de marzo y del 23 de septiembre, el Sol recorre la Línea Ecuatorial, alrededor de la Tierra. He aquí su significación: Inty: Sol; Ñan: Camino.

Los días de las fiestas equinocciales que por tradición se observan, coinciden perfectamente con las fechas astronómicas del 21 de marzo y del 23 de septiembre, lo que prueba que los “Devotos del Sor” estaban en la verdad, señalando este lugar astronómico llamado “Inty-Ñan”, como centro del Mundo y templo de su Dios Sol.

LOS AMANTES  DEL  SOL

Según la tradición, los “Amantes del Sol” de Lulumbamba, Huatos, Rumicucho, Caspigasí, Calacalí, Carapungo, Cayambe y otros lugares próximos a la Línea Ecuatorial, celebraban las fiestas de equinoccio desde tiempos inmemoriales, antes de la conquista de los Incas, y con más fervor en época del dominio incásico en que los Quitus tomaban la iniciativa, porque su dios común era el Sol, “Inty”.

A pesar del dominio de los españoles, las fiestas del equinoccio en honor al Sol se seguían celebrando. En ellas estaban presentes los Jefes o Caciques; los Curacas o Sacerdotes para los ritos sagrados; las Vírgenes y ñustas del Sol Los danzantes, con sus típicos vestidos de oro y plata, ejecutaban la danza ritual; sin que faltara la chicha, bebida sagrada hecha de maíz germinado. El 21 de marzo de cada año, preparaban una fiesta alegre de acción de gracias por haber cosechado los primeros frutos físicos y espirituales: era la fiesta del “Inti- Laimi” o “Pascua del Sol”.

La fiesta se iniciaba cuando el Curaca o Sacerdote anunciaba el paso del Sol, a las doce del día; saliendo ceremoniosamente de su observatorio astronómico, a los miembros del ejército y al pueblo, quienes se desataban en grandes bailes y gritos de alegría: ¡Jaguay! ¡Jaguay!

Según versión del Padre Juan de Velasco, en su obra, “Historia del Reino de Quito”, antes de la fiesta del equinoccio, ayunaban tres días. Permanecía apagado el fuego en todas las casas y no podían comer sino frutas y hierbas.

La fiesta era solemne y comprendía tres partes:El mushuc-nina, esto es la renovación anual del fuego sagrado, proveniente del Dios Sol. Lo sacaba personalmente el Inca con un espejo ustorio(*) de metal precioso, llamado “Inca-Rispo”. Tomando con él los primeros rayos del Sol en el día del equinoccio, entregaba el fuego a la tribu para que con él cocieran sus alimentos.

Prendido el fuego, se iniciaba la fiesta; esto es los sacrificios al Sol, Con víctimas humanas, y cuyes a los que le sacaban el Corazón y lo ponían en fuentes de oro, previo ofrecimiento de perfumes y ramos de flores llamados “Paucar-Huatay”. Paucar, significa hermosas flores; Huatay, atadura, o sea hermosos ramilletes de flores brotadas en esos días, colocados en vasos de oro y plata. Concluidos los sacrificios, el Inca distribuía los alimentos y la chicha, bebida de valor litúrgico; primero, entre los grandes señores; luego repartía el fuego nuevo en todas las casas.

(*) Ustorio. Espejo ustorio, espejo cóncavo que sirve para concentrar el calor del Sol en un punto.

Iniciada la fiesta con los principales de la corte, se extendían hacia los miembros del ejército y al pueblo. Bailaban incansablemente al son de las flautas, pingullos, rondadores y grandes tambores de cuero de llama o de venado.

Las fiestas del 23 de septiembre eran severas, suplicantes y rogativas, a fin de obtener las bendiciones de su Dios Sol, para iniciar sus labores físicas y espirituales. Eran una serie de manifestaciones expresivas de súplica en que ponían en juego los efectos del amuleto y de la magia o teurgia: enterraban cuyes y sus corazones ofrecían en fuentes de precioso metal a su Dios Sol; guardaban en cofres de barro, los trapos usados por el labrador y pequeñas porciones de tierra tomadas del terreno a sembrar, hasta la cosecha.

Comenzaban la lucha entre el bien y el mal; el bien, representado por un atlético guerrero, armado con una lanza de madera y con la insignia del Sol en el rostro; el mal, el diablo, al que denominaban “mandingo” o iguanchi, como lo llamaban los Jíbaros; se presentaba revestido con una máscara fantasmagórica -diablo-humano cabeza de diablo- evocando sentencias agoreras.

Al final de esta lucha, triunfa el bien sobre el mal; después de ultimado el mal con las lanzas, con gritos de desprecio, el Sacerdote ordenaba a los soldados y al pueblo que lo arrojaran en la quebrada del mandingo y terminaban con una danza triunfal brincada.

LA CONSTELACIÓN DE ESCORPIO

Cerca de la capital del Ecuador, Quito en la “Mitad del Mundo”, existen varias ruinas. Una de ellas es la de “Cochasquí”, lugar dedicado a las ceremonias heliolátricas o de culto al Dios Sol.

Este templo tiene características muy interesantes: una de ellas, es que el 24 de junio, la Constelación de Escorpio se localiza justamente en una línea vertical con el templo de Cochasquí.

Los Chiris, amantes del Sol, relacionaban a la Constelación de Escorpión con sus procesos sexuales; y en este sagrado templo de Cochasquí, ellos buscaban, a través del amor y de las Vírgenes del Sol encarnar el “Nina-Hulka” o fuego sagrado, para convertirse en “Inty-Jaricunas” u hombres solares.

El templo de Cochasquí tiene algunos “vigías” uno de los cuales está dirigido justamente a la ciudad del Cusco, Perú; la ciudad sagrada de los Incas.

Por este templo de Cochasquí pasa exactamente la Línea Equinoccial, o sea, que se encuentra perfectamente localizado en la “Mitad del Mundo”

HECHOS  CURIOSOS

  • En 30 segundos se recorren los cuatro Hemisferios geográficos: Esto lo puede realizar cualquier persona a pie, en un tiempo menor del empleado por un astronauta alrededor de la Tierra, sin necesidad de vehículo espacial.
  • Sobre dos Hemisferios terrestres una persona, con sólo abrir ligeramente las piernas, puede poner un pie en el Hemisferio Norte y otro en el Hemisferio Sur, al mismo tiempo. Es la fotografía más común que toman los turistas.
  • Frío en el Centro del Mundo: Es la única región ecuatorial, que está en el Ecuador, y otra en Kenia donde se siente frío, en las últimas horas de la tarde. En las mañanas el clima es agradable -22°C. ó 65°F.-
  • Se puede andar sobre la Línea Ecuatorial, a 6’377.39 metros de altura, respecto al Centro de la Tierra, más que la de los Himalayas, con relación al mismo centro.
  • Disminución del peso de los cuerpos. Si usted se pesa en la Mitad del Mundo, acusa un peso menor que en cualquier otro lugar de la Tierra: Ley de Newton.
  • Dos astros en el firmamento: Aunque es común en algunos parajes del Ecuador, pero en la Mitad del Mundo, por lo menos una vez al mes, es posible ver al mismo tiempo a la Luna en el Occidente y al Sol en el Oriente o viceversa.

EL PUCARÁ DE RUMICUCHO

El Museo del Banco Central del Ecuador se encuentra investigando este monumento precolombino desde hace aproximadamente tres años, con la intención de salvar tan importante construcción de la arquitectura prehispánica y, al mismo tiempo, investigarla científicamente para ampliar el conocimiento de las trascendentales sociedades del pasado.

“Pucará”, que en Quechua significa “Templo”, por su posición estratégica frente a la Línea Equinoccial y por las características de su construcción se deduce que tenía una finalidad altamente litúrgica, sobre todo vinculada con el culto al Sol.

Durante las excavaciones se ha rescatado una considerable cantidad de material cultural, sobre todo fragmentos cerámicos. También se han encontrado objetos de cobre, hueso, concha y madera.

Hoy sabemos que en este lugar convivieron pobladores Incas y nativos en forma coetánea. Es decir, que el templo pertenece a los períodos de integración incásica del Ecuador, del año 500 D.C. al 1,500 de nuestra era.

Samael Aun Weor

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