Runa Hagal

Hablemos ahora de ELEMENTALES, DIOSES y DEVAS, chispas y llamas. ¡Qué nos inspiren las Musas! Que resuene la lira de Orfeo.

Recordemos al anciano TIBER en persona surgiendo como una bruma de entre las aguas del río que lleva su nombre para hablar a ENEAS.

“¡Oh hijo de los Dioses! —dijo— tú que nos traes los ídolos de Troya y has salvado el renombre de tu Patria! No te dejes asustar por las amenazas de la guerra. La verdadera persecución de los Dioses ha cesado. Ahora se te ofrece lucha, pero lucharás victoriosamente. Y para que no te creas ahora juguete de un vano sueño, te daré una señal que no tardarás en reconocer”.

“Entre los matorrales próximos a este lugar encontrarás una cerda blanca que amamanta treinta cerditos recién nacidos”.

“Este encuentro coincide con otras profecías que ya te han sido hechas, y sirve para acreditar ante ti que esta es la tierra que los DIOSES te destinan”.

“Los treinta lechones simbolizan que dentro de treinta años tu hijo Ascanio fundará aquí la ciudad de ALBA LONGA. Lo que te predigo se cumplirá. Y ahora, si quieres saber como saldrás vencedor de los enemigos que te amenazan, escúchame: Entre los pueblos Itálicos no todos están dispuestos a secundar a Turno. Hay cerca de mis fuentes una ciudad que gobierna el Rey EVANDRO, que suele estar siempre en guerra con la nación Latina. Este Monarca será tu aliado. Para llegar hasta él remontarás mi corriente, río arriba, con una embarcación en la que llevarás armas y compañeros escogidos”.

“En señal de inteligencia, yo apaciguaré mis ondas cuando os embarquéis, para que no tengáis que remar contra la corriente. Y cuando con esta ayuda y otras muchas, hayas quedado vencedor de tus enemigos, ya tendrás tiempo de rendirme todos los homenajes que me debes”.

“Dicho esto el anciano TIBER volvió a su cetro y se sumergió en las aguas profundas”.

Y cuenta VIRGILIO el poeta de Mantua que ciertamente al desvanecerse la visión del TIBER, ENEAS se despertó, se puso en pie y después de restregarse los ojos, corrió por los alrededores para ver si descubría las señales de que le había hablado el sublime anciano. Y en efecto no tardó en divisar la cerda blanca con sus 30 lechones.

Sobra decir que las predicciones del DIOS TIBER, DEVA ELEMENTAL del sagrado río itálico, se cumplieron totalmente.

Esos eran los tiempos en que nuestra raza Aria no había entrado en el ciclo INVOLUTIVO descendente; la mente humana aún no había sido envenenada por el escepticismo materialista del Siglo XVIII; entonces las gentes tenían FE en sus visiones y rendían culto a los DIOSES ELEMENTALES de la naturaleza.

¿Qué existen tierras de JINAS, paraísos donde conviven el lobo y el cordero, los hombres y los DIOSES? Eso es obvio.

Recordemos al monje Barinto quien después de navegar algún tiempo, ya de regreso a su patria dijo a Brandan, que más allá del Monte de Piedra, estaba la Isla de las Delicias, adonde se había retirado su discípulo Mernoc, con muchos religiosos de su orden, y que más lejos todavía, hacia occidente, y rebasada una capa de neblina, brillaba con eterna luz otra isla que era la tierra prometida de los santos.

Es claro que BRANDAN no se dejó contar la historia dos veces y lleno de intensa fe y penetrado de santo celo, se embarcó a tal efecto en un buque de mimbre, revestido de pieles curtidas y embetunadas y con él diecisiete religiosos, entre los que se contaba todavía el joven San Malo, uno de sus más ilustres discípulos.

“Navegando pacientemente hacia el trópico, hicieron escala en una isla, si bien escarpada, hospitalaria”.

“Arribaron a otra, rica en animales de la tierra y en peces de agua dulce, resplandeciente de luz y belleza”.

“Y llegaron a otra isla sin playas, arenas ni ribazos, donde determinaron celebrar la Pascua, pero resultó ser esta tierra una gran ballena, tal vez un gigantesco cachalote”.

“Siguiendo hacia adelante, permanecieron hasta Pentecostés en el paraíso de los pájaros, donde la abundancia de hojas y de flores alegraban la vista y los pintados pajarillos al oído”.

“Erraron muchos meses por el océano y en otra isla habitada por Cenobitas que tenían por patronos a San Patricio y a San Ailbeo, estuvieron desde Pascua de Navidad hasta después de la octava de la Epifanía”.

“Emplearon en estas peregrinaciones un año, y en los seis meses siguientes se encontraron siempre por la Pascua en la Isla de San Patricio y San Ailbeo, por Semana Santa en la de los Carneros, por resurrección en el lomo de la ballena y por Pentecostés en la Isla de los Pájaros”.

“Aún no habían arribado a la Isla de las Delicias, desde donde Mernoc, había llevado a Barinto a la tierra prometida”.

“Las extrañas y misteriosas aventuras prosiguen con los más curiosos acaecimientos”.

“En el séptimo año lucharon nuestros héroes sucesivamente con una ballena, con un grifo y con los cíclopes”.

“Vieron otras islas y una muy lejana que producía grandes frutas rojas, habitadas por una población que se titulaba de los HOMBRES FUERTES, y otra embalsamada por el olor de unos racimos que doblegaban los árboles que los producían”.

“Volvieron a celebrar la Pascua al lugar acostumbrado, navegando después hacia el Norte, evitaron la terrible Isla Rocallosa, páramo donde los cíclopes tenían sus fraguas. Al otro día vieron una elevada montaña que arrojaba llamas y era la Isla del Infierno”.

“Sin duda, que no era semejante lugar el que buscaba San Brandan y consortes, por lo que mirando hacia el Sur, desembarcaron en una isla pequeña y redonda, desprovista de vegetación, en cuya cumbre habitaba un ermitaño, quien les colmó de bendiciones”.

“Celebraron la Semana Santa, Pascua de Resurrección y Pentecostés, donde ya era costumbre inveterada hacerlo, y saliendo de aquel círculo vicioso atravesaron la zona de oscuridad que circunda a la isla de los Santos, la cual se les apareció cubierta de piedras preciosas y de frutas como en otoño, e iluminada, por un día perpetuo”.

“Anduvieron, en fin, por la isla cuarenta días sin encontrarle termino, y en un río que la atravesaba les dijo un ángel que no podían pasar adelante y que se volvieran por donde habían ido. Repasaron, en consecuencia las tinieblas, descansaron tres días en la Isla de las Delicias, y previa la bendición del Abad de aquel monasterio, volvieron directamente a Irlanda, sin poderse dar cabal cuenta de lo que les había acaecido”.

Estos relatos puestos entre comillas, provienen de Sigeberto de Gemblours y de Surio el Cartujo.

¡Vosotros los dignos! Aquellos que llegaron al Nacimiento Segundo, disolvieron el EGO y se sacrificaron por la humanidad. ¡Escuchadme por favor!

Sobre la ROCA VIVA, allá en la playa, trazad con una vara la RUNA HAGAL. Llamad ahora a la barquilla del sagrado cisne, así podréis embarcaros para las islas misteriosas de la CUARTA DIMENSIÓN.

Después de trazado el santo signo, la maravillosa RUNA, cantad los siguientes mantram: ACHAXUCANAC ACHXURAXAN ACHGNOYA XIRAXI IGUAYA HIRAJI.

Mirad fijamente la SANTA RUNA HAGAL y con el corazón lleno de FE suplicad, pedid a la APIA ROMANA, la URWALA NÓRDICA, la ERDA ESCANDINAVA, la SIBILA primitiva de la tierra, vuestra DIVINA MADRE KUNDALINI, os envíe la singular barquilla, los Silfos que la mueven.

¡Ah! Dichosos seréis vosotros cuando os embarquéis en la misteriosa nave del sagrado CISNE rumbo a las islas misteriosas del EDEM.

Y a vosotros, los aprendices, os aconsejo rendir culto a los DIOSES SANTOS, trabajar con las criaturas del FUEGO, el AIRE, el AGUA y la TIERRA.

No olvidéis a vuestra DIVINA MADRE KUNDALINI, sin ella ningún progreso podríais realizar en esta sagrada ciencia.

Recordad que DIOS no tiene nombre y que es tan solo una aspiración, un suspiro, el incesante hálito eterno para sí mismo profundamente ignoto.

H; es pues a todas luces el principio del LOGOS de todas las RUNAS y de todas las palabras.

PRACTICA

Amados discípulos. Meditad profundamente en la UNIDAD de la VIDA, en el GRAN ALAYA del UNIVERSO, en el MUNDO INVISIBLE, en los UNIVERSOS PARALELOS de las DIMENSIONES SUPERIORES DEL ESPACIO.

Concentrad Vuestro pensamiento en las VALKIRIAS, DIOSES de FUEGO, del AIRE, las AGUAS y la TIERRA.

AGNI es el DIOS DEL FUEGO, PARALDA es el DIOS del AIRE. VARUNA, es el DIOS del AGUA, GOB es el DIOS del elemento tierra.

A través de la MEDITACIÓN podéis entrar en contacto con los DIOSES de los elementos.

Trazad la RUNA HAGAL sobre un papel en blanco y concentrad luego la mente en cualquier de los cuatro DIOSES principales de los elementos. Llamadlos en vuestro socorro cuando sea necesario.

COMENTARIO FINAL

¿Cómo poder olvidar a XOCHIPILLI el DIOS de la alegría, la música, la danza y las flores, entre los AZTECAS?.

Glorioso resplandece todavía entre los NAHUAS, TLALOC, el DIOS de la lluvia. Este DIOS ELEMENTAL vive en el Universo Paralelo de la VOLUNTAD CONSCIENTE.

“Yo no tuve la culpa de los sacrificios humanos” —nos respondió— cuando le recriminábamos por ello y luego añadió: “volveré en la EDAD DE ACUARIO”.

¿Y qué diremos de EHECATL el DIOS DEL VIENTO? Fue precisamente este DEVA ELEMENTAL de los AZTECAS, aquel que cooperó en la resurrección de JESÚS induciendo en el cuerpo del MAESTRO actividad y MOVIMIENTO.

Nosotros los GNÓSTICOS todavía rendimos culto a los DIOSES del maíz tiernito y del maíz maduro.

Conocemos muy bien al DIOS MURCIÉLAGO AZTECA, aquel ÁNGEL que vive en el UNIVERSO PARALELO DE LA VOLUNTAD CÓSMICA y que trabaja en la CUARTA DIMENSIÓN con los ÁNGELES DE LA MUERTE.

Amamos a los DIOSES ELEMENTALES del viejo EGIPTO FARAÓNICO y jamás olvidaremos a la ESFINGE milenaria.

La RUNA HAGAL y la Meditación de fondo, nos permitirán ponernos en contacto con esas chispas, con esas llamas inefables.

Samael Aun weor

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