PALABRAS DE KUNDRY

Kundry, la Eva maravillosa de la Mitología Hebraica, víctima inconsciente del mago malo, frente al Parsifal Wagneriano, exclama con dolor infinito:

“Yo nunca hago el bien; sólo el descanso quiero… ¡Sólo el descanso para esta mísera extenuada!”.

“¡A dormir, y ojalá no despertara nunca!” -en aquel momento comienza a experimentar los fluidos de la sugestión a distancia del mago, e irguiéndose estremecida de espanto, exclama: “¡No! ¡Dormir!, ¡No! ¡Me causa horror todo esto!”-. Da enseguida un grito sordo, todo su cuerpo tiembla como una brizna de hierba agitada por la tempestad, hasta que, impotente contra el maleficio, deja caer inerte los brazos, inclina la cabeza y dando unos pasos vacilantes, cae hipnotizada entre la maleza gimiendo:

“Inútil resistencia. La hora ha llegado. Dormir… Dormir… Es preciso… Es preciso dormir”.

La mujer por antonomasia, la mujer símbolo, la diablesa originaria, el prototipo de la perdición y de la caída, a la que ni el propio Amfortas, el Rey magnífico del Santo Grial, pudo entonces resistir, duerme ahora bajo el poder hipnótico del mago malo…

¡Más que hermosa te vemos, Kundry! ¡Nacisteis como un milagro en el Edén de todas las maravillas! ¡Eres el pensamiento más bello del Creador hecho carne, sangre y vida!…

¡Tu cuerpo delicioso parece haber sido amasado con las delicadas rosas de la orilla de la campiña que hace UAD-AL KEBIR feraz!…

Las frondas taciturnas plateadas por la luna pálida, han dado dulce sombra a tus pestañas…

Tus párpados de exótico encanto fueron creados con hojas divinas de azahares. Esencia de nardos sublimes se esconde en tus entrañas…

Tus fascinantes trenzas parecen más bien cascadas de noche cayendo sobre tus núbiles hombros…

¡Cuán hermosa eres!… ¿Me escuchas? Tu boca encantadora sonríe: Tu lengua pugna en sueños palabras por formar…

El cielo estrellado se abre como una rosa: ¡Tú duermes, Kundry, envenenada por un exótico misterio que nadie entiende!…

Duermes ¡Sí!… lo sé… El bosque de las Mil y Una Noches me presta sus follajes donde anidan las aves que cantan dulcemente; susurra suavemente la floresta, murmura el río entre su lecho de rocas: Todo invita a la siesta y tú duermes; Eva, Kundry, Gundrigia, Herodías…

Dormid entre tus secretos lamentos: Eres la víctima inconsciente de un sortilegio fatal…

Más ¡Oh, Dios mío!… ¿Qué idea terrorífica en sueños te acosa? ¿Qué es aquello que queriendo no hacer, haces?

Samael Aun Weor

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