La Mente Humana

Las informaciones procedentes del mundo exterior son recogidas por los órganos de los sentidos de percepción externa. Esos informes van a la oficina cerebral donde el oficinista los analiza y estudia. Desgraciadamente el oficinista tiene siempre un mal secretario que lo traiciona. Ese mal secretario es el yo. El mi mismo, el ego. Vamos por ejemplo a un teatro donde se exhibe una película erótica. Todas esas percepciones son recogidas por el oficinista en su despacho cerebral. El oficinista estudia la película, la contempla y se recrea en ella. El secretario a hurtadillas y en mucho secreto se roba las imágenes eróticas y las reproduce por su cuenta en el plano mental de la gran naturaleza. Entonces esas imágenes se convierten en Efigies vivientes del mundo mental.

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