FENÓMENOS JINAS

1.- En tiempos de nuestra revolución mexicana, le sucedió a un familiar el siguiente acontecimiento: resulta que en una batalla del estado de Sonora, se perdieron en el desierto, él y un amigo. Después de varios días de caminata, sin tener agua ni alimento alguno, falleció su amigo, a quien al caer la noche sepultó, quedando solo en medio del inmenso desierto. Después de caminar, cerca de una hora, desde el lugar donde lo había sepultado, se acostó cansado a dormir, pero al día siguiente su sorpresa fue muy grande, al ver a su lado el cadáver de su amigo, lleno de arena. Sin poder entender este fenómeno, volvió a darle cristiana sepultura. Siguió caminando durante el día, y al caer la noche se volvió a dormir y nuevamente se encontró al despertar, al día siguiente, con el cadáver a su lado. Esto mismo le sucedió durante tres ocasiones. Al tercer día, oró profundamente a Dios para que ya no le sucediera más tal fenómeno, y ese último día empezó a encontrar qué comer, hasta que llegó a una población; espantado, narró tal suceso medio muerto de sed y de hambre. ¿Podría usted ser tan amable, Maestro y de darnos una explicación al respecto?

R.- Con mucho gusto voy a dar respuesta a la pregunta del caballero.

Fuera de toda duda, podemos catalogar tal fenómeno como un hecho de la Cuarta Dimensión. Ostensiblemente, tanto la personalidad energética como el “yo psicológico” del difunto, se metían dentro de su cadáver, sacándolo de entre la fosa sepulcral mediante el agente de la Cuarta Dimensión, de la Cuarta Coordenada, de la Cuarta Vertical.

Supe de un caso símil, relacionado con un brujo auténtico, de esos que saben meter, en la Cuarta Dimensión, su cuerpo físico. Después de haber sido sepultado, se le encontró una y otra vez, acostado en decúbito dorsal, sobre la lápida de su tumba. Es obvio que, en cada caso, el sepulturero volvía nuevamente a meter tal cuerpo dentro de su fosa, más siempre se repetía lo mismo.

Cualquiera de esos tantos días, en que el sepulturero repitiera su ya consabido trabajo, tuvo un instante de descuido que fue lo suficiente como para que aquel cuerpo desapareciera definitivamente, sin dejar rastro alguno. Es incuestionable que se trataba de un brujo muy bien disciplinado: extraño personaje que, en vida, había enfatizado muchas veces (por cierto entre grupos de amigos), que él se escaparía del sepulcro, con cuerpo y todo, después de haber sido enterrado.

Cumplió su palabra, es claro, y esto resulta ciertamente prodigioso. Empero, no se confunda esto con el “vampirismo”. Es ostensible que los vampiros también se escapan del sepulcro para cometer fechorías y vampirizar a las gentes vivas, pero regresan siempre al punto de partida original.

Recuerden ustedes, señores, el caso auténtico del conde Drácula. Este vivió en Rusia, realmente; era el alcalde de un pueblo. Estaba casado, más aborrecía a su esposa; constantemente la azotaba.

Después de su defunción, el conde Drácula se escapaba del sepulcro y venía a casa para repetir siempre las mismas azotáinas, esas que tanta amargura le dieran a la infeliz mujer.

La pobre, exasperada hasta el máximo, puso el caso en conocimiento de las autoridades civiles y religiosas de su época, causando, como es natural, estupor general.

Dicen las tradiciones que varios obispos y clérigos de “misa y olla”, crucifijo en mano y con muchas “camándulas” y agua bendita, resolvieron violentamente interceptar el paso del izquierdo y tenebroso carruaje que siempre salía del panteón, transportando al conde Drácula.

Los clérigos irrumpieron en el puente, intentando detener al izquierdo y fatídico coche nocturno y funeral.
Incuestionablemente, de nada valió todo esto: el carruaje del conde atropelló a aquellos religiosos espantados.

Como lo saben muchas gentes, las autoridades resolvieron abrir aquel sepulcro. Grande fue su asombro, al encontrar el ataúd lleno de sangre y dentro de tal caja mortuoria yacía el cadáver del conde Drácula, completamente conservado. Es obvio que se alimentaba de humana sangre; eso se sabe por las tradiciones, y muy pocas gentes lo ignoran.

Los pies del cadáver estaban llenos de lodo, lo que indicaba, plenamente, el hecho concreto de que aquel muerto se escapaba, precisamente en altas horas de la noche. Todo esto terminó cuando se le clavó una estaca en el corazón.

Con todos estos relatos y explicaciones, en modo alguno quiero afirmar que todos los estados Jinas, o fenómenos tetradimensionales, sean de carácter tenebroso.

Es bueno que ustedes, mis amigos, sepan que existen Jinas Blancos y Jinas Negros. Indubitablemente, los poderes de la luz y de las tinieblas, se combaten mutuamente.

Viene a propósito decir, ahora, que hay gentes que saben salir del cuerpo físico a voluntad, tal como lo hemos enseñado anteriormente.

Existen sujetos que fuera de su cuerpo físico, pueden invocar o llamar al cuerpo, aun en el caso de encontrarse ya muy lejos de este último.

Para mayor comprensión de mis lectores, explicaré esto con otras palabras. Pensad, por un momento, que estáis en la recámara donde normalmente conciliáis el sueño. Imaginad que vuestra Alma se ha transportado, de pronto, al lugar más céntrico del pueblo o ciudad donde habitáis.
Incuestionablemente, esa Alma ya está lejos del cuerpo, pues el cuerpo está en la cama y el Alma ha viajado hacia el centro de la ciudad. Y aunque a vosotros os parezca imposible, esa Alma podría, desde el centro del poblado o ciudad donde está, llamar al cuerpo que, dormido, quedó entre el lecho.

Podrá pareceros extraño lo que estoy diciendo; podrá pareceros imposible que tal cuerpo concurra a vuestro llamado, que abandonara el lecho, que saliera de casa, que caminando despacito, fuera exactamente a dar con su Alma, que en esos instantes ansiosa le esperara en el centro de la ciudad.

Vosotros podéis responderme que sólo un perrito muy amigo, dejado en casa, podría ir en vuestra búsqueda. Os parecerá algo insólita la noticia de que un cuerpo pudiera ir en busca de su Alma, más eso es así, no os sorprendáis. Comprendo que ignoráis todo esto, y por eso tal noticia os parece algo inusitada y hasta imposible. Para ilustrar mejor lo que quiero decir, voy a relataros un caso muy interesante.

En cierta ocasión, hube de salirme del cuerpo físico a voluntad. Es claro que yo me sé desdoblar y por lo tanto, esto no es un problema para mí.

Me trasladé a la Orden Secreta del Tíbet, esta congregación tiene su Monasterio en la Cuarta Dimensión. Allí estaba ocupado en el trabajo esotérico, junto con otros hermanos de la Orden. Empero sucedió que el cuerpo físico, que había dejado dormido entre el lecho, aquí en la ciudad capital de México, D. F., como quiera que hacía muchas horas que dormía, agotó en forma muy natural su estado de sueño profundo, quedando despierto. Sin embargo, yo no podía regresarme al cuerpo físico porque en modo alguno quería interrumpir mis labores en el monasterio. Estaba muy ocupado; continué sosteniéndome allá en el Tíbet, a base de fuerza de voluntad, pues es obvio que el cuerpo despierto atrae al Alma.

Como quiera que la situación aquella me resultaba un poco embarazosa, pues no dejaba de interferir con mis actividades dentro del monasterio, no me quedó más remedio que concentrarme en mi Madre Naturaleza y suplicarle sacara a mi cuerpo físico, que yacía en México y me lo trajese a la Orden Secreta del Tíbet.

Mi Madre accedió a mis ruegos, sacando el cuerpo físico de entre el lecho y metiéndolo dentro de la Cuarta Dimensión, transportándomelo al monasterio del Tíbet.

En esos instantes, en Cuerpo Astral me encontraba platicando con otros hermanos de la Orden, cuando comencé a sentir sobre mis hombros una extraña presión. Esta fue para mí la señal de que mi cuerpo físico se aproximaba, y ciertamente, así fue.

Tal experimento lo hice con el propósito de no ser estorbado en mi trabajo esotérico, mientras actuaba en el lejano oriente.

Quien aprende a desdoblarse a voluntad, puede realizar este experimento por sí mismo: alejarse de su cuerpo físico y luego invocarlo, desde cualquier lugar donde se encontrare.

La Madre Naturaleza siempre nos ayuda, cuando nosotros sabemos amarla realmente.

2.- Maestro, ¿no existe alguna oración para llamar a nuestra Madre Naturaleza, cuando estamos en Astral para que nos traiga el cuerpo físico al lugar a donde nos encontramos en esos instantes anímicamente? ¿Podría usted enseñárnosla?

R.- Con mucho gusto voy a enseñarles, ahora, una invocación mágica preciosa, para que con ella puedan llamar a su Divina Madre, quien se encargará de llevarles el cuerpo al lugar donde ustedes se encuentren en estado anímico:

Creo en Dios,
Creo en mi Madre Naturaleza, Creo en la Magia Blanca.
¡Madre mía: traedme mi cuerpo!

Esta invocación se repite millares de veces.

Cuando sintáis cierta presión sobre los hombros, es porque el cuerpo físico ya se acerca, ya viene, y cuando lo veáis, ordenadle en forma imperativa, que penetre dentro de vosotros. Podéis estar seguros de que el cuerpo flotará en la Cuarta Dimensión y que penetrará dentro de vosotros por la parte superior de vuestra cabeza anímica, astral o sideral.

Ya en posesión de vuestro cuerpo, flotando en el ambiente mágico de la Cuarta Dimensión, podéis transportaros a cualquier lugar del mundo, ya sea al Tíbet, o a los templos sagrados de Egipto, India, etc.

3.- ¿Es posible regresar a voluntad, con todo y cuerpo, Maestro?

R.- Existe una ley en el Mundo de la Cuarta Dimensión, y es que todas las cosas regresan a su punto de partida original. Muchas gentes Jinas pasan la noche entera lejos de su casa, con cuerpo de carne y hueso, y flotando en la atmósfera, regresan a su hogar cuando ya está rayando la aurora, cuando ya está amaneciendo.

Lo interesante del caso es que, al volver a su cama, el cuerpo vuelve a quedar en la misma posición que tenía, antes de levantarse.

En cierta ocasión, al salir yo de mi casa con el cuerpo físico metido dentro de la Cuarta Dimensión, hube de abrir la puerta para salir a la calle. Normalmente, esta última debería haber quedado herméticamente cerrada, mas como caso excepcional, tal puerta quedó abierta, todavía no me he explicado el motivo. En otra ocasión, saqué de casa una “maceta”, en la cual había una hermosa planta. La “maceta” regresó, por sí sola, al punto de partida original.

Quiero que ustedes sean prácticos mis estimables amigos; quiero que se conviertan en gentes Jinas, quiero que sean ocultistas verdaderos, no simples teorizantes.
4.- Con el relato que usted nos acaba de hacer, Maestro, me ha surgido una duda con respecto a los Estados de Jinas. He leído y oído que en los bosques de Irlanda, aparecían poblados enteros de la Cuarta Dimensión a la tercera, haciéndose visibles y tangibles para los leñadores y cazadores de dichos bosques. Con otras palabras quiero decir que existía una magnífica convivencia, entre los moradores de aquellos lugares y los seres del misterio. ¿Podría explicarme qué significa todo esto, Maestro? Sobre todo, me interesa demasiado saber cómo podían pasar tan fácilmente de la Cuarta a la tercera, y viceversa. Toda esta explicación, es lo que yo pido.

R.- Amigos míos, en la Lemuria, las gentes vivían normalmente en la Cuarta Dimensión. Por eso se dice que Adán y Eva habitaban en el Paraíso Terrenal. Cuando la humanidad se entregó a la fornicación, cuando se desataron las pasiones animales, los seres humanos salieron del Paraíso, abandonaron la Cuarta Vertical.

Sin embargo, es bueno saber que los poderes para pasar de una dimensión a otra, de la tercera a la Cuarta, o viceversa, están latentes en todos los seres humanos y sin embargo pueden manifestarse, hacerse activos, ya en forma esporádica o en forma permanente.

Las gentes Jinas citadas por usted, en Irlanda, así como en otros lugares del mundo, tienen esos poderes activos, pueden pasar de una dimensión a otra a voluntad y sin esfuerzo alguno.

Empero, es obvio que mientras más sencilla sea la persona, mientras menos complicada tenga la mente, más fácilmente puede realizar tales maravillas.

No está de más, ahora, recordar a la famosa Isla Nontrabada, la cual fue visible en otros tiempos para la humanidad.

Cuentan las tradiciones que esa Isla fue exorcisada por un religioso, que equivocadamente la consideraba como “cosa del diablo”.
La Nontrabada o Encubierta, no se ha vuelto a ver por los mortales, desde el siglo XVIII hasta la fecha, debido al escepticismo agresivo que desde esa época infectó toda la atmósfera de la Tierra, dañando los sentidos psíquicos de la humanidad.

Sin embargo tal isla existe, aunque permanezca invisible para nuestros contemporáneos, que no saben ni entienden estas cosas.

Samael Aun Weor

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