EL MONTE

Nosotros somos almas que tenemos cuerpo. Pero el cuerpo  no es sino el vestido del alma. El cuerpo no piensa, la que piensa es el alma. El cuerpo no ama, la que ama es el alma. El cuerpo no desea quien desea es el alma. El cuerpo es únicamente un vestido del alma.

Durante las horas de sueño, el alma se sale del cuerpo y visita todos aquellos lugares que le son familiares.

Durante las horas de sueño, el alma vaga por el sagrado monte de que nos hablan los santos de los evangelios.

La Biblia nos habla sobre el monte en los siguientes versículos.

“Y aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo y subió al monte a orar”

Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente”

“Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías”

“Que aparecieron en majestad, y hablaban de su salida, la cual había de cumplir en Jerusalén”

“Y Pedro y los que estaban con él estaban cargados de sueño; y como despertaron, vieron su majestad, y aquellos dos varones que estaban con él”

“Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice a Jesús: Maestro, bien es que nos quedemos aquí; y hagamos tres pabellones, uno para ti y uno para Moisés, y uno para Elías, no sabiendo lo que decía”

“Y estando él hablando de esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor, entrando ellos en la nube”

“Y vino una voz de la nube, que decía: Este es mi hijo amado, a él oíd”

“Y pasada aquella voz, Jesús fue hallado solo y ellos callaron; y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto”

“Y aconteció al día siguiente, que apartándose ellos del monte, gran compañía les salió al encuentro”

(Vers. 28 al 37 – Cáp. 9 – San Lucas)

Ese monte que hablan los Evangelios, es el espacio.

Durante las horas del sueño, todas las almas vagan por el monte y visitan diferentes lugares, van a donde su corazón las lleve.

En sueños nuestras almas hablan con seres distantes, hablan con otras almas y pueden conversar con los ángeles.

Cuando se dice que Cristo y Pedro, Juan y Jacobo subieron al monte a orar; y que el Cristo se transfiguró en presencia de ellos, hemos de entender que los cuerpos de carne y hueso de ellos dormían mientras sus almas oraban fuera del cuerpo, en el monte.

Todo ser humano puede visitar el monte a voluntad. Lo importante es comprender que nosotros somos almas que tenemos cuerpos, y que podemos entrar y salir del cuerpo a voluntad.

Todo cristiano puede aprender a salir del cuerpo a voluntad.

LA CLAVE ES LA SIGUIENTE.

Acuéstese la persona en su lecho, adormézcase y cuando ya se encuentre dormitando levántese de su lecho con suavidad, cuidándose de no despertar de su sueño.

Luego salga de su cuarto, de un pequeño saltito con la intención de flotar, y así volando, cada cual puede ir a donde su corazón le lleve.

La madre, podrá visitar a su hijo distante, verlo y conversar con él. Es esposo podrá visitar a su lejana esposa, verla y ella a su vez podrá hacer lo mismo.

Esta no es una práctica mental, no se trata de un asunto mental, cuando decimos que el cristiano debe levantarse de su cama con suavidad, se debe hacer esto, así tal como se oye, pero cuidando el sueño, porque el poder para entrar al monte, está en el sueño.

Lo importante es dejar la pereza y levantarse de su lecho en el momento de estar dormitando.

En el monte, todas las almas pueden conversar con la Virgen del Carmen, y con el hijo querido de sus entrañas.

La Virgen Santísima del Carmen llora por todas las mujeres y vela por todos los humanos.

En el monte, la Virgen del Carmen aparece vestida con su túnica carmelita. Lleva un manto carmelita y marrón sobre su cabeza, lleva un escapulario en sus manos, y su cabeza va ceñida por una corona.

Esta es la Virgen Morena, la Virgen del Monte.

Samael Aun Weor

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