BRUJAS

1.- En una hacienda que fue habitada en tiempo de la conquista por los españoles, se oían constantemente ruidos a media noche y se sentía llegar a un hombre a caballo, que desmontaba y entraba a la casa a abrir las puertas de las habitaciones; hasta que un día el administrador decidió salir para ver qué era lo que producía esos ruidos.

Al hacerlo, vio en el patio a un hombre montado a caballo, al cual le dijo: “En nombre de Dios Todopoderoso, decidme ¿qué queréis?” Contestándole el hombre: “Acompañadme”. El administrador los siguió hasta un riachuelo cerca de la hacienda, en donde el jinete se paró diciéndole: “en este lugar hay un tesoro enterrado que te suplico saques”. El administrador lo sacó e instantáneamente cesaron los ruidos en la hacienda. ¿Podría usted decirme algo acerca de este relato?

R.- No hay duda de que este caso insólito e inusitado tiene fundamentos sólidos. En tratándose de la vida, debemos enfatizar ciertas ideas trascendentales; es ostensible la existencia de las dimensiones superiores del espacio. A todas luces resalta con entera claridad meridiana que en la Dimensión Desconocida viven las almas de los muertos.

Resulta palmaria y manifiesta la materialización de una entidad metafísica.

Es claro que los desencarnados, el difunto que cabalgando en brioso corcel habló así al sorprendido hombre, había dejado enterrado un valioso tesoro; el remordimiento, el apego al vil metal, etc., etc., fue motivo más que suficiente como para lograr la inusitada aparición. Resulta interesante el hecho concreto de tan manifiesta materialización de tipo psíquico.

En esto debemos afirmar en tono severo que aquel difunto abandonó la Dimensión Desconocida para penetrar en el mundo físico donde se hizo visible y tangible.

Es comprensible que al descubrirse tal tesoro, los extraños ruidos metafísicos se hubiesen suspendido.

Casos como estos abundan mucho por todas partes; aquí en México, los Plateados (correligionarios de Pancho Villa) dejaron fabulosos tesoros escondidos, y hasta sé de algún lugar donde han acaecido fenómenos psíquicos extraordinarios; esto sucede en todas las partes del mundo.

2.- Un Jueves Santo, al pasar por la Laguna de Montiver, vieron unas personas a una bellísima mujer de cabellos dorados tan largos que le cubrían su cuerpo, bañándose en medio de la laguna; después de un rato de estarla observando, fue grande su sorpresa al ver que la mujer desaparecía en medio de las aguas. ¿Podría usted decirme qué clase de mujer puede ser ésta?

R.- Con el mayor placer daré al caballero respuesta a su pregunta. Ya hemos hablado claramente sobre los Elementales del fuego, de los aires, de las aguas y de la tierra. No es extraño en modo alguno el que uno de esos Elementales con apariencia de mujer y singular belleza se hiciese visible ante las gentes en las cristalinas aguas del lago; esas Ondinas hacen sus palacios en el fondo de las aguas, y es obvio que resplandecen abrasadoramente en el misterioso paisaje.

Alguna vez también tuve yo mismo una experiencia similar navegando en el océano Atlántico.

Cuando el sol comenzaba a salir de entre las profundas aguas, pues así parecía, vi a dos Nereidas extraordinarias que, caminando entre las aguas, venían en dirección opuesta a nuestro pequeño navío.

La una tenía color violeta, no solamente en su cabeza y en sus ojos, sino también en su túnica y sandalias; la otra, tenía más bien el color de los corales, y su continente era majestuoso y sublime.

Algo me dijeron aquel par de bellezas y nuevo se detuvieron sobre los acantilados, contemplándome profundamente.

No niego que logré establecer amistad con aquellas Nereidas del inmenso mar.

Ellas hacen sus casas con materia etérica en el fondo abismal del borrascoso océano, y hasta dicen que cuando se enamoran de algún hombre, se llevan su Alma para convivir con él en su morada oceánica.

3.- Aquí en México, durante la época de la Inquisición, sucedió un caso insólito de brujerías. Dos mujeres fueron acusadas ante el Santo Oficio, y cuando los clérigos y guardias entraron en la casa de las mujeres sólo vieron en un lecho cuatro piernas, pues los cuerpos no estaban ahí; hallábanse ausentes.

Los clérigos procedieron litúrgicamente con exorcismos y conjuraciones de todo tipo. De pronto algo extraño sucede: dos horribles pajarracos penetran en aquella estancia ante los asombrados clérigos, y luego se precipitan en el lecho donde las piernas yacían.

Los clérigos, horrorizados, sorprendiéronse al ver que aquellas aves de mal agüero asumían humanas formas.

Las piernas aquellas vinieron a formar entonces parte del conjunto de aquellas mujeres que, instantes antes, sólo eran siniestras criaturas aéreas. La Inquisición procesó a estas brujas y se les condenó a morir en la hoguera. ¿Podría darme el Maestro alguna explicación?

R.- El caso que usted ha relatado resulta interesante, y es obvio que tiene su respuesta.

Mucho se ha hablado sobre la brujería, y en la Edad Media murieron muchas mujeres quemadas en la hoguera, acusadas de tal delito.

No hay duda de que éstas son sencillamente magas negras que saben meter su cuerpo físico dentro de la Cuarta Dimensión, ya para volar por los aires, ya para caminar sobre las aguas, o bien asistir a sus horripilantes aquelarres.

Se nos ha dicho que aquí en México esas horripilantes criaturas pueden a voluntad dejar sus piernas físicas para volar en los aires con más comodidad.

Desde el punto de vista rigurosamente clínico, a la luz de la anatomía oficial, es obvio que ningún médico aceptaría tan tremenda afirmación.

En estos instantes me viene a la memoria las brujas de Tesalia y “las metamorfosis” de Ovidio. Cuentan que Apuleyo se transformaba en un asno. ¿No habéis oído hablar sobre la licantropía y sobre el hombre lobo?

El organismo humano tiene infinitas posibilidades que los hombres de ciencia ni remotamente sospechan.

Cuando un cuerpo físico se sumerge dentro de la Cuarta Dimensión puede asumir cualquier figura y hasta abandonar parte de sus miembros. Es incuestionable que los científicos de esta época si escucharan nuestra plástica, indignados rasgarían sus vestiduras tronando y relampagueando y pronunciando palabras terribles contra nosotros, los hermanos del Movimiento Gnóstico.

La ciencia oficial no es toda la ciencia. Día llegará en que los sabios puedan verificar la realidad de la Cuarta Coordenada y todas sus infinitas posibilidades de tipo metafísico.

Que las brujas puedan abandonar sus piernas o transformarse en bestias, no es caso nuevo. Ya Eneas, el troyano, encontró en las islas Estrófadas a esos pajarracos encabezados por la execrable Selene, que tanto daño le causara.

Aquellos que se burlan de nuestras palabras, no está de más que estudien “La Eneida” de Virgilio, el poeta de Mantua.

En modo alguno alabamos a esas siniestras criaturas de la sombra: es obvio que les aguarda horrendo por venir en los mundos infiernos. Quien haya estudiado “La Divina Comedia” del Dante encontrará las brujas del aquelarre en el Averno, martirizando con sus horrendas garras a las humanas plantas. Crueles arpías que aborreciendo a Dios y a la Divina Madre se precipitan asqueantes en el negro precipicio.

4.-Maestro, como usted ha hablado mucho en sus libros de la Cuarta Dimensión, varios me dicen que no creen que exista, porque ellos quieren verlo palpablemente; como yo no he sabido dar la respuesta adecuada, quisiera que usted me explicara en qué forma puedo hacerlo.

R.- ¡Válgame Dios y Santa María! Esto no es cuestión de creencias: estamos hablando de asuntos científicos. Las creencias son para asuntos religiosos, mas la ciencia es algo diferente; por favor póngame atención: la Cuarta Dimensión es el Tiempo, y el que quisiera saber algo sobre esta Cuarta Coordenada que se estudie la Teoría de la Relatividad de Einstein.

La veo a usted sentada en una mesa escribiendo. Si usted observa este mueble verá que tiene tres dimensiones: largo, ancho y alto. Más existe una Cuarta Vertical y ésta es el Tiempo. ¿Cuánto tiempo hace que el carpintero construyó esta mesa?

La Cuarta Dimensión la está viendo todo el mundo, porque no hay persona que no tenga un determinado número de años; habrán gentes que estén recién nacidas, otras que tengan veinte años y muchos ancianos que sólo aguardan la muerte.

El Tiempo en sí mismo tiene dos aspectos: el cronométrico, que es solamente superficial y el espacial, que es el fundamental.

Reflexione usted; no le estoy hablando de creencias, estamos tratando asuntos meramente científicos. Es necesario tener un poquito de madurez para entender.

La conquista del espacio exterior, los viajes cósmicos, serían imposibles mientras no hayamos logrado conquistar el Tiempo, es decir, la Cuarta Coordenada.

Si una nave cósmica pudiera salir de nuestro mundo a la velocidad de la luz (trescientos mil kilómetros por segundo) y si después de varias horas de viaje cósmico regresara a la Tierra conservando la misma velocidad, puede usted estar absolutamente segura de que a su retorno los tripulantes de tal navío no encontrarían el mundo que dejaron, sino un mundo futuro, una Tierra adelantada en muchos millares de años; esto ya lo demostró Einstein con sus cálculos matemáticos. El día en que los hombres de ciencia y inventen naves cósmicas capaces de pasar más allá de la velocidad de la Luz habrán conquistado el Tiempo; en otras palabras, habrán conquistado la Cuarta Dimensión. Eso es todo.

El mundo de tres dimensiones es el resultado de la velocidad de la luz al cuadrado; si pasamos más allá de la velocidad de la luz, entramos en la Cuarta Dimensión. Las brujas del citado relato, con procedimientos tenebrosos, atraviesan instantáneamente la barrera de la velocidad de la luz y penetran en la Cuarta Dimensión. Empero, esto no es nada recomendable.

Existen procedimientos Santos y virtuosos, como los de Pedro, el Apóstol de Jesús, o los del Divino Nazareno, por medio de los cuales podemos entrar en la Cuarta Dimensión.

5.- En una reunión se contaba que las abuelas de varios de los presentes relataban sobre las brujas el siguiente caso: en los tiempos de la Revolución Mexicana algunas gentes encontraron varios pares de piernas entre las cenizas de un fogón o de los grandes braseros que se usaban en las casonas de aquella época; asustadas de tal hallazgo, esperaron para ver qué era lo que sucedía y se sorprendieron de que algún tiempo después regresaban las brujas que venían en sus escobas sin piernas y que se las colocaban nuevamente por arte de magia; celebraban ahí mismo un grito extraño y se iban a sus casas como cualquier gente normal. Estos rumores circulaban de boca en boca entre los vecinos de la región, causando asombro. ¿Sería tan amable de explicarnos si son ciertos estos acontecimientos?

R.- Distinguido señor, ya hemos hablado claramente sobre todo esto y podemos aseverar de que tales cosas son muy ciertas. Este tipo de gentes tenebrosas, aquí en México, abandonan sus piernas cuando entran en la Cuarta Dimensión.

6.-¿Nada más aquí en México?

R.- Sí, quienes hemos explorado en los distintos terrenos de la metafísica sabemos que esto de abandonar las piernas sólo ocurre aquí en nuestra patria.

Hemos explorado distintos países y lugares y la investigación nos ha llevado muy lejos.

Permítanme informarles que en Salamanca, España, existe el Castillo de Klingsor, dentro del cual funciona el Salón de la Brujería; las horripilantes brujas, afiliadas a ese antro de tinieblas, asisten a sus reuniones y sus piernas no las dejan en sus lechos, ni al pie de la chimenea, ni en ninguna parte. Esa clase de gentes se van volviendo cada vez más y más perversas y al fin se precipitan en el abismo tenebroso donde sólo se oye el llanto y el crujir de dientes.

7.- En cierto paraje que conocí en Sudamérica, encontrándome acostado boca arriba, sentí ruidos en la parte del cuarto donde me encontraba. Percibí un olor desagradable que penetraba por debajo de la puerta, y minutos después sentí que una persona se me sentaba sobre el pecho paralizándome todo el cuerpo. No podía ni hablar, ni hacer ningún movimiento muscular.

A los pocos minutos me acordé que podría salvar me haciendo una conjuración, mas como no podía hablar, lo único que pude hacer, mentalmente, fue el signo de la Estrella Flamígera de cinco puntas y la entidad se retiró. ¿Podría usted hacerme el favor de aclararme que clase de entidad fue ésta, Maestro?

R.- Contestaré al distinguido caballero su pregunta. Sabemos por experiencia directa que esas abominables criaturas del aquelarre acostumbran a echarse sobre los cuerpos de sus víctimas, ora para morder les el cuerpo formando horribles máculas en su piel, ora para sacarles de la forma densa el Alma y llevarla a cualquier lugar del mundo, o bien para atormentarlos de cualquier modo. En estos casos, aconsejamos nosotros orar con gran vehemencia, recitar la Conjuración de los Siete del Sabio Salomón, o la Conjuración de los Cuatro; este tipo de oraciones es de eficacia extraordinaria para la defensa mental y física. Con estas conjuraciones huyen las horripilantes arpías dejándonos en paz.

Samael Aun Weor

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