LA EXPERIENCIA DIRECTA

Distinguidos amigos, hoy, 19 de marzo de 1973, onceavo año de Acuario, nos reunimos para finalizar estas pláticas que, incuestionablemente, habrán de salir publicadas en forma de libro para bien de la Gran Causa.

Al concluir, quiero poner énfasis en la necesidad de experimentar en forma directa todo lo que hemos explicado.

La experiencia de lo real es cardinal y definitivo para la comprensión creadora.

Ha llegado la hora de entender con entera claridad que poseemos ciertamente un factor psicológico definitivo, mediante el cual es posible verificar lo que hemos dicho en todas estas reuniones.

Quiero referirme con gran solemnidad a la base misma de nuestra organización psíquica, a ese elemento que todavía no se ha perdido: la Esencia.

Es indubitable que en la misma, en la Conciencia, se encuentra el Budda, la Doctrina, la Religión y la Sabiduría.

Sintetizando, podemos afirmar que en la Esencia, en la Conciencia, se hallan depositados los datos indispensables para la regeneración, la autorrealización íntima y la vivencia completa de todo lo que en estas pláticas hemos dicho.

Esto quiere decir que si en tal elemento primario, basamento primordial de toda nuestra organización psíquica, se encuentran los principios básicos de la regeneración, obviamente lo primero que debemos hacer es destruir, aniquilar esa segunda naturaleza de tipo infernal, dentro de la cual se halla aprisionada la Esencia.

Resulta palmario y evidente que al desenfrascar la Esencia, al liberarse la misma, despierta radicalmente.

Las ventajas que el citado evento puede realmente proporcionamos, como veis, son múltiples.

La primera de tales ventajas es de por si magnífica, pues tiene la capacidad de orientamos fundamentalmente, dirigiendo nuestros pasos sabiamente por la Senda del Filo de la Navaja, que ha de conducirnos hasta la Liberación Final.

La segunda de tales ventajas nos conduce por el sendero de las variadas experiencias directas, hasta la verificación total de todas y cada una de las afirmaciones que hemos hecho en estas pláticas.

Iluminación íntegra, vivencia luminosa, confirmación práctica, es el modus operandi de la Esencia desembotellada, despierta, autoconsciente.

Aniquilación completa de todos los elementos indeseables que constituyen el mí mismo, el sí mismo, es. fuera de toda duda, inaplazable, impostergable.

Necesitamos aprender a dirigir voluntariamente todos los funcionalismos de nuestra psiquis. No está bueno que continuemos convertidos en esclavos, debemos hacernos amos y señores de si mismos.

Conforme los elementos indeseables van siendo eliminados, la Conciencia va despertando.

Sin embargo. necesitamos volvemos serios, porque hasta ahora no hemos sido gente seria. Cada uno de nos, actualmente, no es más que un leño entre las embravecidas olas del mar de la existencia.

Repito: necesitamos volvernos serios. Esta afirmación implica espantosa autovigilancía de instante en instante, de momento en momento.

Recordad lo que ya hemos dicho) en pláticas anteriores, en relación con nuestros semejantes los defectos que llevamos escondidos afloran espontáneamente y, si estarnos alertas y vigilantes como vígia en época de guerra, entonces los descubrimos.

En todo autodescubrimiento existe también autorrevelación. Defecto descubierto debe ser rigurosamente analizado, estudiado en todos los niveles de la mente y comprendido íntegramente a través de los diversos procesos de la meditación interior profunda.

Un poco más tarde y ya entendido íntegramente el defecto que hemos analizado, vienen las súplicas a Deví Kundalini, nuestra Divina Madre Cósmica particular. con el propósito de que ella elimine y desintegre el defecto en cuestión.

El trabajo es muy hondo, mis estimables hermanos, espantosamente serio, demasiado profundo. Sólo así es posible extirpar, erradicar de nuestra psiquis muchos elementos indeseables, infrahumanos, tenebrosos, dentro de los cuales se encuentra aprisionada la Esencia.

Conforme la Conciencia vaya despertando las posibilidades de experimentación directa se van haciendo cada vez más lúcidas y continuas.

Ante todo, mis caros amigos, quiero que ustedes aprendan a manejar prácticamente los diversos destellos de Conciencia despierta.

En la vida práctica podemos anotar cuidadosamente el hecho concreto de que todas las gentes viven con la Conciencia dormida.

En estos instantes me viene a la memoria los recuerdos de algo insólito. Hace unos 17 o 18 años, hallándome en un mercado de la colonia Federal con mi esposa sacerdotisa Litelantes, en momentos en que reclamábamos un reloj que ella había mandado a componer en una relojería, fuimos de pronto sacudidos por una violenta explosión de dinamita.

Litelantes, horrorizada, me pidió regresásemos a casa de inmediato. Es obvio que mi respuesta fue francamente negativa; en modo alguno quería yo exponer nuestras vidas a una segunda explosión que sabia había de acaecer.

Inútiles fueron sus ruegos… En tales momentos, resonaron las sirenas y campanas de los “tragahumos” o bomberos.

Aquellos humildes y mártires servidores de la humanidad se precipitaron en el lugar de las explosiones… “De todos estos bomberos que acaban de entrar al teatro de los acontecimientos no se salvará ninguno, morirán”. Tales fueron mis palabras. Lítelantes, horrorizada, guardó silencio.

Instantes después, una segunda explosión hizo estremecer terriblemente la ciudad de México.

El resultado fue la muerte de todos esos humildes servidores. Se desintegraron automáticamente, pues no se hallaron ni los cadáveres. Tan sólo se encontró por ahí la bota de un sargento.

Yo, francamente, me quedé asombrado del grado de inconsciencia en que se encontraban tales bomberos; si ellos hubieran estado despiertos, de ninguna manera hubieran perecido.

Todavía recuerdo el llanto de las mujeres que huían de aquel mercado y de los niños que, horrorizados, se agarraban a las faldas de sus madres.

Si yo no hubiese estado despierto, obviamente habría perecido, porque en el lugar en donde debía tomar el camión, tan indispensable para regresar a casa, murieron centenares de personas.

Todavía no he podido olvidar a tantos y tantos cadáveres que, tirados sobre la orilla de la banqueta de la calle, yacían tapados con papeles de periódicos.

Incuestionablemente, esas victimas se debieron a la curiosidad; Tratábase de curiosos, gentes inconscientes, dormidos, que después de la primera explosión habían concurrido al lugar de los hechos para contemplar el espectáculo.

Sí tales gentes hubiesen estado despiertas, jamás habrían concurrido como curiosos al lugar de los hechos. Desafortunadamente, dormían profundamente. Así fue como encontraron la muerte.

Cuando regresamos a casa, situada en la colonia Caracol, nuestros vecinos estaban alarmados; suponían que habíamos muerto. Ciertamente, se asombraron de que, a pesar de estar tan cerca del lugar de la catástrofe, aún pudiéramos regresar vivos. He ahí la ventaja de estar despiertos.

Hay que despertar, amigos, y aprender a vivir alertas de momento en momento, de instante en instante.

Es impostergable dividir siempre la atención en tres partes: Primero, sujeto; segundo, objeto; tercero, lugar.

Sujeto. – No olvidamos de si mismos, autovigilarnos en cada segundo, en cada momento. Esto implica el estado de alerta en relación con nuestros pensamientos, gestos, acciones, emociones, hábitos, palabras, etc., etc., etc.

Objeto. – Minuciosa observación de todos aquellos objetos o representaciones que por medio de los sentidos llegan a la mente.

No identificamos jamás con las cosas porque así es como cae uno en la fascinación y en el sueño de la Conciencia.

Lugar. – Observación diaria de nuestra casa, de nuestra recámara, como sí fuera algo nuevo. Preguntarnos diariamente a si mismos: ¿Por qué he llegado yo aquí a este lugar, a este mercado, a esta oficina, a este templo?, etc., etc., etc.

Estos tres aspectos de la división de la atención en modo alguno constituyen capitulo aparte ni algo diferente al proceso de la disolución del yo.

Indiscutiblemente, necesitamos autoestudiarnos, auto-observarnos de momento en momento si es que de verdad queremos descubrir nuestros propios defectos psicológicos, pues, como ya dijimos, en relación con nuestros semejantes los defectos escondidos afloran espontáneamente, naturalmente.

No se trata meramente de estar autoobservando los pasos que damos, ni las formas del cuerpo, etc. La vigilancia sobre sí mismos implica el estudio silencioso y sereno de todos nuestros procesos psicológicos íntimos, emociones, pasiones, pensamientos, palabras, etc., etc., etc.

La observación de las cosas sin identificación nos permitirá conocer los procesos de la codicia, el apego, la ambición, etc., etc., etc.

Es irrefutable que a un codicioso le costará mucho trabajo no identificarse con un anillo de diamantes o con unos cuantos billetes de banco, etc.

La observación sobre. los lugar es nos permitirá conocer hasta dónde llegan nuestros apegos y fascinaciones en relación con lugares diversos.

Es pues este triple juego de la atención un ejercicio completo para autodescubrirnos y despertar Conciencia.

Era yo muy joven todavía, un tierno adolescente, cuando practicaba en forma instintiva el maravilloso ejercicio aquí citado.

En instantes en que platico con ustedes esto, me vienen a la memoria dos casos especiales que voy a relatar. Primero, una noche de tantas entraba por las puertas de una maravillosa mansión. Silente, atravesé por un hermoso jardín hasta llegara una fastuosa sala. Movido por un impulso interior, pasé un poco más allá y penetré osadamente en un despacho de abogado.

Ante el bufete hallé sentada a una dama de regular estatura, cabeza cana, rostro pálido, labio delgado y nariz roma.

Era aquella señora de apariencia respetable y mediana estatura. Su cuerpo no era muy delgado, pero tampoco demasiado gordo. Su mimada más bien parecía melancólica y serena.

Con voz dulce y apacible, la dama me invitó a tomar asiento ante el escritorio. En tales instantes algo insólito sucede: veo sobre el bufete dos mariposas de vidrio que tenían vida propia, movían sus alas, respiraban, miraban, etc., etc., etc.

El caso, por cierto, me parecía demasiado exótico y raro ¿Dos mariposas de vidrio y con vida propia?

Acostumbrado como estaba a dividir la atención en tres partes, primero: no me olvidé de mí mismo, segundo: no me identifiqué con aquellas mariposas de vidrio, tercero: observé cuidadosamente el lugar.

Al contemplar tales animales de vidrio me dije a mi mismo: “Esto no puede ser un fenómeno del mundo físico, porque en la región tridimensional de Euclides jamás he conocido mariposas de vidrio con vida propia. Incuestionablemente, esto puede ser un fenómeno del mundo astral

Miré luego en mí derredor y me hice las siguientes preguntas: “¿Por qué estoy en este lugar? ¿Por qué he venido aquí? ¿Qué estoy haciendo aquí?”

Dirigiéndome luego a la dama, le hablé en la siguiente forma: “Señora, permítame usted salir un momento al jardín que luego regresaré”. La dama asintió con un movimiento de cabeza y yo abandoné por un instante aquel despacho.

Ya fuera, en el jardín, di un saltito alargado con la intención de flotar en el ambiente circundante; grande fue mi asombro cuando verifiqué por mi mismo que realmente me hallaba fuera del cuerpo físico. Entonces comprendí que estaba en astral.

En tales momentos me acordé de que hacia largo tiempo, varias horas, que había abandonado mi cuerpo físico y que éste, incuestionablemente, se hallaba ahora reposando entre su lecho.

Hecha la singular comprobación, regresé al despacho donde la dama me aguardaba. Entonces, quise convencerla de que estaba fuera del cuerpo físico: “Señora”, le dije, “usted y yo estamos fuera del cuerpo físico; quiero que recuerde que hace unas cuantas horas se acostó a dormir en la cama y ahora se encuentra aquí platicando conmigo fuera de su cuerpo fisíco, pues sabido es que cuando el cuerpo duerme, la Conciencia, la Esencia, desafortunadamente metida entre el Ego, anda fuera del vehículo corpóreo”.

Dichas todas estas palabras la dama me miró con ojos de sonámbula, mas no entendió. Yo comprendí que aquella señora tenía la Conciencia dormida… No queriendo insistir más, me despedí de ella y abandoné el lugar.

Después me dirigí hacía California, con el propósito de realizar ciertas investigaciones importantes. En el camino encontré a un desencamado que en vida había sido cargador de bultos pecados en los mercados públicos. El infeliz, llevando sobre sus espaldas un enorme fardo, parecía sufrir lo indecible… Acercándome al difunto le dije: “Amigo mío, ¿qué le pasa?, ¿por qué lleva usted sobre sus doloridas espaldas ese fardo tan pesado?”. El desdichado, mirándome con ojos de sonámbulo, me contestó: “Estoy trabajando”.

“Pero, señor”, le insistí, “usted ya murió hace mucho tiempo, esa carga que lleva sobre sus espaldas no es más que una forma mental, abandone eso…

Todo fue inútil, aquel pobre muerto no me entendió; tenía su Conciencia demasiado dormida. Queriendo auxiliarlo, floté a su alrededor en el medio ambiente circundante con el propósito de alarmarlo, de hacerle entender que algo raro estaba sucediendo en su existencia, de hacerle saber en alguna forma que

estaba muerto, etc., etc., mas todo fue inútil. posteriormente, hechas las investigaciones de rigor, regresé a mi vehículo

fisico que yacía dormido entre el lecho.

P- Maestro, ¿quiere decir usted que no hay posibilidad de experiencia directa, tal como lo ha expuesto en sus pláticas, sin la disolución de los defectos psicológicos?

M- Voy a contestar detenidamente esta pregunta que sale del auditorio. Caballero, amigos, damas que me escuchan, la experiencia directa se halla asociada a los porcentajes de Conciencia despierta.

Normalmente, las gentes tan sólo poseen un 3% de Conciencia despierta, y un 97% de subconciencia o Conciencia dormida.

Incuestionablemente, cuando se llega a poseer un 4 o 5% de Conciencia despierta, empiezan los primeros destellos de experiencia directa.

Distíngase entre destellos y plenitud total, que son diferentes. Alguien que posee, por ejemplo, un 10% de Conciencia despierta, por ende, tendrá un porcentaje mayor de lucidez a los de aquellos que poseen un 4 o 5%.

En todo caso, a medida que la Esencia se va liberando conforme el Ego comienza. a disolverse, la capacidad para la investigación directa irá también aumentando en forma progresiva y ordenada.

El ejercicio de la división de la atención en tres partes, tal como lo hemos explicado en esta plática, nos permitirá evidenciar hasta la saciedad el grado de Conciencia adquirida.

He enseñado, pues, aquí, doctrina y procedimientos para despertar Conciencia. He dado el sistema efectivo para usar inteligentemente los porcentajes de Conciencia adquiridos.

Cuando el Ego ha sido radicalmente aniquilados la Conciencia queda totalmente despierta; en esas circunstancias podemos descender a voluntad dentro de los Mundos Infiernos con el propósito de ver, oir, tocar y palpar la cruda realidad de tales regiones sumergidas.

Este tipo de investigaciones, por ser de tanto avance, sólo es posible realizarlo a satisfacción con una Conciencia absolutamente despierta.

P- Maestro, nos hablaba usted de dos ventajas que provienen de la Esencia, siendo la primera que nos orienta para vivir adecuadamente y la segunda que nos permite la experiencia directa. En la experiencia que tuvo en el mercado de la colonia Federal debido a una tremenda explosión, ¿cuál de las dos facultades de la Esencia fue la que le permitió salvar su vida?

M- Noble señor, séame permitido informarle que la segunda de tales cualidades de la Conciencia, la de la experiencia directa, me permitió conocer por anticipado el hecho que iba a suceder, cuál fue aquel de la muerte de tules bomberos.

P- Maestro, ¿podría explicarnos cuál es la diferencia entre lo que son las proyecciones de la mente y las experiencias reales?

M- Con el mayor placer voy a dar respuesta a esta nueva pregunta del auditorio. Séame permitido informarles a ustedes, señores y señoras, que las proyecciones mentales son de carácter completamente subjetivas, muy diferentes por cierto a las experiencias reales, que son de tipo objetivo.

En el primer caso, la mente proyecta lo que ha elaborado subconscientemente, e identificada con tales proyecciones cae en la fascinación y en los sueños propios de la inconsciencia.

En el segundo caso, la mente ha agotado el proceso de pensar, no proyecta, está abierta a lo nuevo, recibe sin identificación y en ausencia de toda fascinación y de todo proceso ensoñativo.

Voy a ilustrar esta respuesta con un relato) de tipo suprasensible: Hallándome fuera de mí cuerpo físico, en instantes en que éste dormía profundamente entre el lecho, invoqué a cierto desencarnado que en vida fuera un miembro de familia, por cierto, cercano.

El difunto se presentó ataviado con cierto traje gris que en vida llevara; venia riéndose solo, parecía verdaderamente un sonámbulo, platicaba tonterías, algo que había escuchado de alguien… Inútiles fueron mis intentos para que me reconociese, el infeliz dormía profundamente. Ciertamente no me veía. En el fondo, verdaderamente percibía exclusivamente sus propias formas mentales y reía como un loco de atar, como un idiota.

He aquí dos aspectos que vienen a aclarar pues la pregunta en cuestión. El difunto aquél proyectaba sus propias formas mentales, soñaba con ellas, se hallaba absolutamente fascinado con ellas y ni siquiera me percibía.

En el segundo caso yo estaba completamente consciente, despierto, sabía que mí cuerpo físico había quedado dormido entre el lecho, no proyectaba. Había agotado el proceso del pensar, me abría a lo nuevo, recibía al desencarnado, lo investigaba, me daba cuenta del estado deplorable en que se encontraba.

Con tal relato he ilustrado, pues, la pregunta que ha salido del auditorio.

P- Venerable Maestro, con relación al ejercicio de la división de la atención en tres partes que se hace aquí en el mundo físico, ¿cómo es que puede repercutir en el mundo astral, si son dos mundos totalmente diferentes?

M- Amigos míos, sí observamos la vida de los sueños normales comunes y corrientes, podremos ver el hecho concreto de que muchas escenas del sueño corresponden a las ocurrencias de la vida diaria, a los hechos que aquí mismo hemos vivido en el mundo físico, a los actos de cada momento.

Como consecuencia directa de esto que estamos afirmando podemos enfatizar la noticia de que el ejercicio de la división de la atención en tres partes se repite también como en el caso de los sueños, en aquellas horas en que la Esencia embotellada entre el Ego, se encuentra fuera del cuerpo físico.

Creo que ustedes no ignoran que cuando el cuerpo duerme, la Esencia, embotellada entre el mí mismo, se aleja del cuerpo físico.

Así pues, si nos acostumbramos a practicar tal ejercicio aquí en el mundo físico, de instante en instante y de momento en momento, después lo repetiremos instintivamente durante las horas del sueño y el resultado será el despertar de la Conciencia. Entonces podremos ver, oír, tocar y palpar todo lo que en estas pláticas hemos venido diciendo en relación con el Infierno, el Diablo y el Karma.

Conforme el Ego se vaya disolviendo, la Conciencia irá despertando más y más, y esto lo podremos evidenciar mediante el ejercicio de la división de la atención en tres partes.

Disuelto absolutamente el Ego, el ejercicio aquí enseñado nos permitirá usar la Conciencia en forma voluntaria para la investigación de las grandes realidades.

P- Maestro, ¿cómo podría hacerse accesible a la comprensión del profano lo que es la diferencia entre lo real y lo irreal, lo ilusorio de lo verdadero, lo objetivo de lo subjetivo?

M- Una interesantísima pregunta ha salido del auditorio y es claro que me apresuro a darle respuesta.

Amigos míos, hace algunas noches estuvimos viendo por televisión ciertas noticias científicas. A través de diversas representaciones de la pantalla, fue el público informado sobre experimentos que hombres de ciencia actuales están realizando con el cerebro.

Conectando ciertos nódulos al cerebro, hombres de ciencia pueden controlar las diversas secciones del mismo. En estas condiciones, la máquina humana puede ser manejada por medio de ondas, y esto ya está absolutamente demostrado.

También se hicieron experimentos en la plaza de toros. Un científico, mediante tal sistema, pudo detener al toro, hacerle desistir del ataque en instantes en que precisamente hacia la suerte con el capote.

Con esto ha quedado perfectamente demostrado que todo organismo es una máquina susceptible de ser controlada como cualquier otra.

En el caso de la máquina humanoide, es obvio que los diversos agregados psíquicos inhumanos que, sucediéndose unos a otros, van controlando en diversos tiempos las variadas zonas cerebrales, reemplazan íntegramente a los nódulos cerebrales, a las ondas y a las máquinas automáticas mediante las cuales los científicos pueden controlar cerebros.

Con otras palabras, diremos que los científicos, en determinados momentos, mediante sus sistemas eléctricos hacen el mismo papel de los agregados psíquicos, es decir, ellos demuestran la realidad de tales agregados mediante el papel que ejecutan.

Alguien tiene que controlar el cerebro para realizar actos. O lo controlan los agregados psíquicos o lo controlan los científicos mediante sistemas eléctricos especiales.

En todo caso, las investigaciones vienen totalmente a confirmar lo que decimos: el humanoide intelectual es una máquina inconsciente, automática, subconsciente.

¿Cómo podría una máquina inconsciente aceptar que está dormida? ¿Cómo podría tal máquina afirmar que el mundo es maya, ilusión?, etc.

La máquina humanoide, por el hecho mismo de ser máquina, sueña pero ignora que sueña, niega que sueña, cree firmemente que está despierta, y jamás aceptaría la tesis de que está dormida.

El humanoide automático y mecanizado no es capaz de diferenciar lo objetivo de lo subjetivo, por el hecho mismo de ser mecanizado, y toma como objetivo lo que es subjetivo y viceversa.

La máquina dormida, el autómata humanoide, está muy lejos de poder comprender la diferencia entre Conciencia objetiva y Conciencia subjetiva; la máquina tiene sus propias tesis basadas precisamente en el sueño profundo de la Conciencia. No es posible en modo alguno hacerle comprender a un profano dormido la diferencia entre Conciencia subconciencia, entre objetividad y subjetividad, entre sueño y vigilia, etc., etc., etc.

Sólo despertando Conciencia es posible aceptar tales diferencias. Desafortunadamente, el profano cree estar despierto y hasta se ofende cuando alguien le dice que tiene la Conciencia dormida. Hablando en lenguaje socrático, diríamos que el ignorante ilustrado, el profano dormido, la máquina inconsciente, no solamente ignora, sino además ignora que ignora; no solamente no sabe, sino además y lo que es peor, no sabe que no sabe.

Amigos míos, es necesario dejar de ser máquinas.

Cuando alguien acepta que es máquina, comienza a dejar de serlo; un poco más tarde, el velo de las ilusiones se vuelve pedazos.

Necesitamos convertirnos en seres humanos, y esto solamente es posible destruyendo, aniquilando los agregados psíquicos que incesantemente se alternan entre si para controlar la máquina orgánica.

Es indispensable llegar a tener realidad, dejar de ser meros autómatas movidos por ondas o por agregados, que es lo mismo, y convertirnos en individuos responsables, conscientes y verdaderos.

P- Maestro, ¿qué diferencia existe entre el ejercicio de la división de la atención en tres partes y la disolución del Ego para despertar Conciencia?

M- Señores, señoras, a través de todas estas pláticas nos hemos interesado especialmente por la disolución del Ego, por la destrucción completa de todos esos agregados psíquicos, dentro de los cuales está enfrascada, embotellada, la Conciencia.

Me parece que hemos hablado demasiado claro, que hemos dado una didáctica perfecta para la aniquilación absoluta del mí mismo, del sí mismo.

Hemos explicado hasta la saciedad que sólo mediante la aniquilación radical de los elementos inhumanos que llevamos dentro podemos liberar la Esencia, despertarla.

En la plática de hoy dimos un ejercicio específico, definido. Hablamos de la división de la atención en tres partes, con el propósito de usar en forma cada vez más y más perfecta los diversos porcentajes de Conciencia despierta que vamos logrando mediante la muerte del mi mismo.

En el primer caso hay doctrina completa relacionada con la aniquilación del sí mismo. En el segundo caso hay un ejercicio maravilloso, una práctica que nos permitirá usar la Conciencia que vayamos logrando en forma perfecta, clara, precisa.

En todo caso, es necesario convertirnos verdaderamente en investigadores competentes del esoterismo y del ocultismo puro. Esto es lo que queremos y con tales intenciones hemos dado a través de estas pláticas la doctrina indispensable.

Samael Aun Weor

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