EL ASPECTO VACÍO DE LA MENTE

Hay dos anécdotas interesantes que ilustran el aspecto vacío de la mente, y la importancia de comprenderlo.

Un día, un Angel, que volvía volando al cielo, vio debajo de él una selva envuelta en un grande y resplandeciente halo de luz. Como había atravesado el cielo muchas veces, naturalmente había visto innumerables lagos, montañas y selvas, pero nunca les había prestado mucha atención. Ese día notó algo diferente; una selva rodeada por un aura radiante, de donde surgían rayos de luz hacia todas las partes del firmamento. Se dijo: ¡Ahí, debe haber algún Ser Iluminado en este bosque. Bajaré y veré quién es.

Al descender, el Angel vio a un Bodhisattwa tranquilamente sentado bajo un árbol, absorto en una profunda meditación. Enton¬ces se dijo: Veamos qué meditación práctica. Y el Ángel abrió sus ojos celestiales para ver qué objeto o idea había enfocado la mente de aquel yogui.

Los Ángeles generalmente pueden leer la mente de los yoguis, pero esta vez, ante su sorpresa, el Ángel no encontró nada. Giró y giró alrededor del yogui, finalmente, él mismo entró en sama¬dhi, pero siguió sin encontrar nada en la mente del Bodhisattwa.

Por último, el Ángel se transformo en un ser humano, rodeó tres veces al yogui, se prosternó ante él y dijo:

-Rindo honores al Auspicioso; te rindo homenaje. ¡Oh, Señor de todos los seres que sienten! Despierta, vuelve del Samadhi y dime qué estabas meditando. Todos mis poderes milagrosos están exhaustos, y afin no he podido descubrir qué hay en tu mente. El yogui sonrió… Otra vez, el Ángel exclamó:

-Te rindo homenaje. ¿En qué meditabas? El yogui siguió sonriendo y guardó silencio.

B.- Hui Chung, que fue maestro del Zen del emperador Su Tsung , de la dinastfa Tang, era muy respetado por el emperador, al igual que por todos los Budhistas Zen de China. Un día, un famoso monje hindú, llamado “Gran Oreja Tripitaka”, llegó a la ciudad. Se decía que este monje podía leer las mentes de otras personas sin la menor dificultad o vacilación.

El emperador estaba enterado de estos dones, y el monje hindú fue llamado al palacio real para demostrar sus poderes ante el maestro Hui Chung.

Ante la corte y el pueblo reunidos, Hui Chung preguntó a Gran Oreja Tripitaka:

-¿Realmente tienes el poder de leer la mente de los otros?
-Sí, vuestra Reverencia, lo tengo -fue la respuesta, y entonces hubo el siguiente diálogo:
-¿A dónde va mi mente ahora? -pregunto Hui Chang.
-Vuestra Reverencia es el maestro Zen de una üacibn -respondió el monje hindú- ¿cómo podríais ir a Ssu Chuan a ver las carreras de barcos?
-Dime, ahora -continuó el maestro Zen- ¿A dónde va mi mente? -Vuestra Reverencia es el maestro Zen de una nación, -contestó de nuevo Gran Oreja Tripitaka- ¿cómo podríais ir al puente de Tien Ching a mirar jugar a los monos?.

Después de un momento de silencio, Hui Chung preguntó: -Ahora: ¿A dónde va mi mente?
Esta vez Gran Oreja Tripitaka se concentró con gran esfuerzo por largo tiempo, pero no pudo encontrar en ninguna parte un solo pensamiento del maestro Zen, y tubo que reconocer su fracaso. Entonces Hui Chung dijo:
-Oh, espectro de zorro salvaje. ¿A dónde está ahora tu poder telepático?

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