APRENDIENDO A RESPIRAR

Conviene advertir que la respiración completa no consiste necesariamente en llenar al extremo de los pulmones en cada inhalación.

Se puede inhalar la cantidad habitual de aire usando el método de respiración completa y distribuirlo en mayor o menor cantidad por todas las partes de los pulmones.

Pero debiera practicarse una serie de respiraciones completas varias veces cada día y siempre que se depare ocasión, con objeto de conservar ordenadamente y en buenas condiciones el organismo.

El sencillo ejercicio siguiente, dividido en tres movimientos, dará idea de lo que es y como funciona la respiración completa:

1º De pie o sentado, con el busto en posición vertical y respirando por las fosas nasales, se inhala fuertemente, llenando primero la parte inferior de los pulmones, lo que se obtiene poniendo en juego el diafragma, que al descender ejerce una leve presión sobre los órganos abdominales y empuja la pared frontal del abdomen.

2º Se llena la región media de los pulmones, levantando las costillas inferiores, esternón y pecho.

3º Se llena la parte alta de los pulmones, adelantando la superior del pecho, levantando este con las costillas superiores.

4º la parte inferior del abdomen se contraerá ligeramente y prestará apoyo a los pulmones, así como también ayuda a llenar su parte superior.

A primera lectura podrá parecer que este movimiento consiste en cuatro tiempos distintos.

Sin embargo, no es ésta la idea exacta. La inhalación es continua y toda la cavidad torácica desde el diafragma hasta el vértice del pecho, en la región clavícular, se dilata el movimiento uniforme.

Deben evitarse las inhalaciones bruscas, y esforzarse por obtener una acción regular y continua.

La práctica dominará pronto la tendencia a dividir la inhalación en cuatro tiempos y dará como resultado una respiración continua y uniforme.

Bastarán pocos ensayos para que se pueda completar la inhalación en un par de segundos.

II. Retener la respiración algunos segundos.
III. Exhalar muy despacio manteniendo el pecho en posición firme, entrando un poco el abdomen y elevándolo lentamente a medida que el aire sale de los pulmones.

Una vez el aire completamente exhalado, se relaja el pecho y el abdomen.

Un poco de práctica facilitará esta parte del ejercicio, y una vez dominado, se ejecuta casi automáticamente el movimiento.

Se notará que por este método de respirar todos los órganos del aparato respiratorio entran en acción y todas las partes de los pulmones funcionan, incluso las más apartadas células de aire.

La cavidad torácica se expande en todas direcciones.

Se observará también que la respiración completa es en realidad una combinación de la respiraciones baja, media y alta, que se suceden rápidamente en el orden indicado, de manera que constituyen una respiración uniforme, continua y completa.

Si se practica ejercicio delante de un espejo entero, colocando ligeramente la mano sobre el abdomen, de modo que se puedan observar los movimientos, se comprenderá mucho mejor el mecanismo de la respiración completa.

Al fin de la inhalación conviene levantar de vez en cuando los hombros, que a su vez elevan las clavículas y permiten que el aire pase libremente al pequeño lóbulo superior del pulmón derecho, donde a veces se origina la tuberculosis.

Basta esta consideración para comprender que si al hombre se le acostumbrara desde la infancia a la respiración completa, no tendríamos que lamentar en gran número de defunciones que, ocasionadas por las enfermedades del aparato respiratorio, delatan las estadísticas demográficas.

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