LOS TRES ASPECTOS DEL INTERIOR DE LA TIERRA

P. – Maestro, por lo que nos ha expuesto anteriormente, ¿debemos entender que bajo las capas interiores de la Tierra sólo existen infradimensiones, ya que las supradimensiones que corresponden a los cielos solamente se encuentran arriba de la capa terrestre?

R. – Distinguido señor, su pregunta me parece ciertamente interesante y me apresuro a responderle. Es bueno que todos ustedes entiendan que este organismo planetario en que vivimos, tiene en su interior tres aspectos claramente definidos: Primero, región minera1 meramente física; segundo, zona supradimensional; tercero, zona infradimensional.

P. – Aceptando que en el interior de la Tierra existieran estos tres aspectos de que nos habla (y en mi caso lo acepto hipotéticamente, aclaro), tendríamos que llegar a la conclusión de que las nueve esferas celestes conviven con los infiernos que corresponden a las infradimensiones. ¿Es acaso congruente que los cielos se sitúen en la misma ubicación que tienen los infiernos?

R. – Estimable caballero, es urgente comprender en forma integral que todo en la Naturaleza y en el Cosmos se resume en sumas y restas de dimensiones que se penetran y compenetran mutuamente sin confundirse. Existe un postulado hermético que dice: “Tal como es arriba, es abajo”. Aplique usted este postulado al tema en cuestión.

Es ostensible que los nueve cielos tienen, dentro del interior de nuestro organismo planetario, sus correlaciones de acuerdo con la ley de las correspondencias y analogías. Estos nueve cielos dentro del interior del organismo planetario en que vivimos, se correlacionan inteligentemente con las nueve zonas profundas del planeta Tierra. Empero, todavía no he explicado a fondo la cuestión. Lo que sucede realmente es que estos nueve cielos tienen un centro de gravitación atómico, ubicado exactamente en el centro del planeta Tierra. En otra forma, quiero decirle y decirles a todos ustedes, señores y señoras, que los nueve cielos gravitan en el átomo central del planeta Tierra, extendiéndose, mucho más allá de todo el Sistema Solar. Este mismo proceso se repite con cada uno de los planetas del sistema solar de Ors.

P. – Esta exposición, Venerable Maestro, me parece muy bella y encaja perfectamente en las lagunas de mi entendimiento, pero debo manifestar que, de acuerdo con los preceptos de la lógica, no se puede demostrar con claridad la explicación que usted nos ha dado, por lo tanto, ¿cómo podemos llegar a verificar su afirmación en este sentido?

R. – Estimable caballero, su pregunta es inquietante. Incuestionablemente, la lógica formal nos conduce al error. No es por medio de tal lógica como podemos llegar a la experiencia de lo real, necesitamos de una lógica superior que existe afortunadamente. Ya Ouspensky escribió el ” Tertium Organum “, el tercer canon del pensamiento. Es ostensible que existe el sentido de unidad en la experiencia mística de muchos sujetos trascendidos.

Tales hombres, mediante el desarrollo de ciertas facultades cognoscitivas, han podido verificar por si mismos y en forma directa la realidad de los Mundos Infiernos en el interior de este planeta en que vivimos. Lo interesante de todo esto es que los datos enunciados por unos y otros adeptos son similares, a pesar de morar tales hombres en distintos lugares de la Tierra.

P. – ¿Quiere decirnos entonces, Maestro, que solamente a ciertos y muy reducido número de adeptos que les ha tocado en suerte tener esos poderes cognoscitivos, les es dable comprobar las infradimensiones y las supradimensiones de los planetas y del Cosmos, al igual que del hombre mismo?

R. – En el terreno de la experimentación directa, en el campo de la metafísica práctica, existen diversidad de sujetos con facultades psíquicas más o menos desarrolladas. Es obvio que hay discípulos y maestros. Los primeros pueden darnos informaciones más o menos incipientes, los segundos, los adeptos o maestros, disponen de facultades inmensamente superiores, las que les capacitan para investigaciones de fondo, lo cual les permite entonces hablar en forma más clara, más precisa y más detallada.

P. – Si usted, Maestro, nos ha enseñado a que corroboremos por experiencia propia lo que afirman los adeptos e iluminados, ¿cabe entonces la posibilidad de que nosotros, los profanos, podamos verificar por vivencia propia la realidad de los Mundos Infiernos, fuera de las experiencias de una simple pesadilla causada por una indigestión estomacal?

Estimable señor, es obvio que la experimentación di recta, en el terreno de la metafísica, sólo es asequible a sujetos que hayan desarrollado las facultades latentes en el hombre. Empero, quiero decirle con entera claridad que toda persona puede experimentar someramente el crudo realismo de tales infiernos atómicos cuando cae en esas asqueantes pesadillas. Indubitablemente, no quiero decir con esto, que las mencionadas pesadillas permitan la verificación completa del crudo realismo de las infradimensiones de la Naturaleza. Quien quiera realmente vivenciar eso que está por debajo del mundo tridimensional de Euclides, debe desarrollar ciertas facultades y poderes psíquicos muy especiales.

P. – ¿Es posible que todos nosotros podamos desarrollar esas facultades?

R. – Distinguido caballero, quiero informarle que el Movimiento Gnóstico Internacional posee métodos y sistemas, mediante los cuales todo ser humano puede desarrollar en forma consciente y positiva sus poderes psíquicos.

P. – Maestro, ¿nos podría decir qué debemos entender acerca de que el demonio habita en unos infiernos que tienen llamaradas de fuego y un tremendo olor a azufre, en donde se castiga a los seres que en esta vida se han portado mal?

R. – Voy a dar respuesta a la pregunta del caballero. Incuestionablemente, en las regiones sumergidas del reino mineral, bajo la epidermis misma del planeta Tierra, existen diversas zonas. Recordemos por un instante la zona ígnea; es ostensible que está demostrado con la erupción de los volcanes.

Citemos la zona acuosa; nadie podría negar que en el interior de este organismo planetario hay agua. Pensemos por un momento en el elemento aéreo. Aunque parezca increíble, dentro de nuestro planeta Tierra existen también corrientes de aire, zonas especiales. Hasta se ha dicho, con entera claridad meridiana, que existe en el interior de este mundo cierta vasta región completamente hueca, aérea diríamos nosotros. En modo alguno podríamos negar el realismo de piedras, arenas, rocas, metales, etc., etc., etc. Al pensar en concepto de demonio o demonios, recapacitemos también en almas perdidas. Es esto verdaderamente interesante.

Muchos habitantes de los Mundos Infiernos moran en la región del fuego, mas otros viven en las regiones aéreas y, por último, habitan las regiones acuáticas y las zonas minerales. Es obvio que los habitantes del interior terrestre se encuentran muy relacionados con el azufre, puesto que esto es parte integrante de los volcanes. Empero, es evidente que, en forma específica, sólo los moradores del fuego podrían hallarse tan asociados al azufre. Quiero pues, distinguido caballero, honorable público, respetables señores y señoras, que ustedes comprendan el Infierno o Infernus en la forma crudamente natural sin artificios de ninguna especie.

P. – ¿Me podría usted decir, Maestro, por qué, siendo la región del bajo vientre la de los Mundos Infiernos, se encuentra ubicada en la región del cordón plateado?, ¿quiere decir esto que dicho cordón se comunica constantemente con nuestros mundos infiernos?

R. – Honorable señor, quiero responder a usted con perfecta claridad. Mucho se ha dicho sobre el cordón de plata, es indubitable que toda alma está conectada al cuerpo físico por medio de ese hilo magnético. Se nos ha dicho que una rama de ese cordón, o hilo de la vida, se halla relacionada con el corazón y que otra con el cerebro. Diversos autores enfatizan la idea de que siete de estas ramas derivadas del cordón de plata se encuentran conectadas con siete centros específicos del organismo humano. En todo caso, ese hilo de la vida, ese cordón del cual usted nos habla, base misma de su pregunta, en modo alguno está conectado a los siete chacras del bajo vientre. Resulta interesante saber que durante las horas del sueño la Esencia, el Alma, se escapa del cuerpo fisico para viajar a distintos lugares de la Tierra o del Cosmos. Entonces el hilo magnético de nuestra existencia se suelta, se alarga infinitamente, atrayéndonos después al cuerpo fisico para despertar en el lecho.

P. – Maestro, ¿me podría ampliar esto que usted acaba de decir con respecto a que los siete chacras se encuentran en el bajo vientre, ya que se nos ha dicho en otras conferencias y en sus propios libros inclusive, que los siete chacras se encuentran repartidos en diferentes partes de nuestro organismo?

R. – Honorable caballero, he escuchado su pregunta y me apresuro a responderle con el mayor agrado. Veo que usted, señor, ha confundido a los siete chacras del bajo vientre, con las Siete Iglesias del “Apocalipsis” de San Juan, situadas en la espina dorsal. Indubitablemente, en ninguna parte de la plática que esta noche estamos desarrollando aquí, en la ciudad de México, D. F., he hecho alusión alguna a tales centros magnéticos o vórtices de fuerza, ubicados en el bastón de Brahama o médula espinal. Solo hemos citado, mencionado, a las siete puertas infernales de que habla la religión de Mahoma, a siete centros específicos o chacras ubicados en el bajo vientre y relacionados con los Mundos Infiernos, eso es todo, ¿entendido?

P. – Por todo lo antes expuesto, ¿podemos colegir, Venerable Maestro, que el aspecto físico del centro de la Tierra pertenece al mundo tridimensional y que los aspectos supradimensionales e infradimensionales están ubicados en esas regiones subterráneas del planeta donde no llega la percepción intelectual y sensorial tridimensional del animal racional?

R – Distinguido caballero, quiero informarle a usted y en general a todo este auditorio que me escucha, que nuestros cinco sentidos sólo perciben los aspectos tridimensionales de la existencia; empero, son incapaces de percibir los aspectos supradimensionales o infradimensionales de la Tierra y del Cosmos. Es obvio que las regiones subterráneas de nuestro mundo revisten tres aspectos fundamentales. Sin embargo, los sentidos ordinarios sólo perciben en forma superficial lo físico, lo tridimensional. Si queremos conocer las dimensiones superiores e inferiores del interior de la Tierra, debemos desarrollar otras facultades de percepción que se encuentran latentes en la raza humana.

P. – Querido Maestro, ¿debemos entender que tanto en las supradimensiones como en las infradimensiones habitan seres vivientes?

R. – Amigos míos, incuestionablemente las tres zonas del interior de nuestro mundo están habitadas. Sien las infradimensiones viven las almas perdidas, en las supradimensiones del interior planetario, moran muchos Devas, Elementales de orden superior. Dioses, Maestros, etc., que trabajan intensivamente con las fuerzas inteligentes de esta gran Naturaleza. Podríamos hablar muy extensamente sobre las poblaciones de las zonas central, o> supradimensionales, o infradimensionales del interior de nuestro mundo; empero, esto lo dejaremos para próximas pláticas. Por ahora me despido de ustedes, deseándoles muy buenas noches.

Samael Aun Weor

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