La Cámara Nupcial

Los “Misterios Gnósticos” están fundamentados en la unión inmaculada y pura del varón y la mujer en la Cámara Nupcial. Esta unión, desprovista de pensamientos mundanos y pasionarios, desprovista de la unión meramente animal, desprovista de la eyaculación de la “Entidad del Semen”, lleva a la pareja de enamorados al éxtasis inefable que le permite conectarse con las partes más elevadas del Ser y conquistar más adelante el Reino de los Cielos.

La clave de la Gnosis, entre las cuales está “El Misterio de la Cámara Nupcial”  fue por vez primera develado públicamente por el Gnosticismo Universal, a través del V. M. SAMAEL AUN WEOR, Presidente fundador de todas las Instituciones Gnósticas, desde el año de 1950, en más de ochenta obras escritas y traducidas ya a varios idiomas.

El V. M. SAMAEL AUN WEOR está cumpliendo una gigantesca misión, cual es la de rasgar el velo del Santuario, el único velo que faltaba por rasgar del Esoterismo Crístico, aquel velo que cubría la parte sexual del Salvador. Este era el único que faltaba por quitar para que el mensaje del Cristo quedara desnudo.

En la unión erótica-amorosa de varón y mujer, en el Matrimonio Cristiano Gnóstico está excluida radicalmente la eyaculación, aún con la propia esposa, y está condenada por la Biblia, así:

“Cuando el hombre tuviese emisión de semen, lavará en aguas todo su cuerpo, y será inmundo hasta la noche Y cuando un hombre yaciere con una mujer y tuviere emisión de semen ambos se lavarán con agua, y serán inmundos hasta la noche”

(Levítico, 15, 16-18).

Pablo de Tarso conocía muy bien la pureza del sacramento del Amor, cuando decía:

“Honrosos sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancillas; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”

(Hebreos, 13, 4).

Entiéndase de una vez y para siempre, que la fornicación es tal y como la define el Levítico: “Emisión de Semen”, en o fuera del matrimonio; pues allí no se dice: “a excepción de los casados, o de los solteros, o de los jóvenes, o de los viejos”; luego es Ley para todos: casados y solteros.

Ahora, ¿hay diferencia entre fornicar y adulterar? ¡Claro que sí, y mucha! Pero primero veamos la ignorancia académica sobre estas dos palabras. El diccionario de la Real Academia Española, las define así: “Fornicar: Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio”. “Adulterio: Delito que comete la mujer casada que yace con varón que no sea su marido, y el que yace con ella, sabiendo que es casada”. O sea, que, según la Real Academia Española, fornicar y adulterar son sinónimos. Entonces, y según ésto habrá que corregir el “Decálogo de Moisés” y poner nueve mandamientos, en vez de diez, ya que el sexto (No fornicar) y el noveno (No adulterar) es, según la Real Academia, la misma cosa.

Pero san Pablo distinguió muy bien estos dos términos cuando dijo: “.. pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. A menos que se le trate a Pablo de Tarso de ignorante, entonces perdería la Biblia la vigencia de ser una obra de inspiración divina; y la Biblia sí hace la diferenciación cuando dice: “… a los fornicarios y a los adúlteros”, y no dice: “a los fornicarios o adúlteros.

No es extraño, pues, que el Anticristo, use deliberadamente la confusión de estos dos términos, pues con ésto ataca directamente a la Gnosis del Cristo, propagando la fornicación. Y con el Anticristo están las sectas que desconocen los Misterios Gnósticos; el Anticristo llama a la Gnosis del Salvador del Mudo, doctrina diabólica; interesante es que los que defienden la fornicación, llamen a la Gnosis así, ¿verdad?

Se entiende ahora, por qué los secuaces de las sectas del Anticristo, han atacado, perseguido y difamado tanto a la sagrada Gnosis del Cristo.

Compréndase, pues, que la fornicación es la “eyaculación del semen”, en o fuera del matrimonio, como lo explica la Biblia en el Levítico 15.

Amable lector, ¿está usted con las Enseñanzas Bíblicas o con las definiciones de la Real Academia?

¿Está usted con el Anticristo que defiende la fornicación o con Cristo, los apóstoles, profetas, Avataras, Reyes divinos, que la condenan?

Aportación de Henry Manzueta

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